En sus cercanías, en dirección a La Nava de Santiago, se encuentran el dolmen de Lácara y otros, cuya existencia testimonia la presencia de ocupantes en ese territorio desde las épocas prehistóricas.
La tradición atribuye también su fundación, en el siglo IX, a pobladores musulmanes procedentes de tierras cordobesas, circunstancia con la que se conecta su nombre, derivando el apelativo de Lácara del arroyo en cuyo ámbito se asienta. Sobre éste, cerca del pueblo se sitúan dos pequeños embalses: los de Horno Tejero y Boquerón.
Tras su ocupación por los cristianos en el siglo XIII, el centro se integró en la Orden de Santiago como aldea dependiente de Mérida.
Próxima, en un paraje agreste de gran hermosura natural, se levanta una reducida ermita dedicada a los santos Justo y Pastor, conocida popularmente a nivel local como "Los Santitos", en la que se celebra una concurrida romería el primer Domingo de Mayo.
Su hito más significado es la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, sencilla realización de pequeñas proporciones y somera torre, originaria del siglo XV, sometida posteriormente a numerosas transformaciones, la última hace escasos años. Consta de nave única con cabecera cuadrangular cupulada. Entre sus contenidos cabe mencionar una talla de factura arcaizante representando a San Juan Bautista, datable en el siglo XVI.
Realizaciones tradicionales dignas de atención son los pozos del camino del Chorrero, el de la fuente Durana, y los llamados de la Hermandad y Pozanco.

