Situado en las inmediaciones de Aljucén, se trata, a pesar de su condición de municipio, de un minúsculo enclave agrario de tan sólo una treintena de habitantes, constituyendo el núcleo de su categoría más pequeño de toda la región. En sus cercanías se sitúa la llamada Charca Grande, hermoso paraje natural de atractivos paisajes, y muy propicio para la pesca.
Fue fundado al amparo de la Carta de poblamiento otorgada a Mérida en 1235. Su nombre se hace derivar de la abundancia de carrascas o matorrales de encina existentes en el lugar.
Su censo fue siempre muy reducido, no superando en 1930, etapa de su máxima expansión, los 150 moradores.
Pese a su mínima entidad cuenta con una iglesia parroquial de notable interés, como realización que, una vez más, sorprende en enclave tan reducido. El templo, dedicado a Ntra. Sra. de la Consolación, se trata de construcción de mampostería y sillares según modelo propio del territorio emeritense. Su planta es de nave única con cabecera cupulada de mayor altura.

